Leovigildo

(519-586)

Considerado por varios historiadores como el restaurador del Reino Godo de Toledo, Leovigildo asumió la corona hispana en el 571 y la ejerció durante 15 años. Su trayectoria y la de sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo, marcarán la historia de España desde sus cimientos.

Perteneciente a una familia visigoda importante, con apoyos en Septimania y Narbonense, consiguió grandes victorias militares contra los bizantinos asentados en Spania.

Contrajo segundas nupcias con Gosvinta, viuda de Atanagildo, anterior rey visigodo de Toledo. En tal ciudad estableció este Rey su Corte y, gracias a su unión con la reina consorte, obtuvo el apoyo de personajes importantes de la época.

Hizo de su misión terminar con las insurrecciones independentistas de godos que habían logrado escabullirse del dominio suevo y bizantino para, inmediatamente, enfrentarse contra estos dos grandes contingentes. Fue este éxito militar el que le granjeó el apoyo de numerosos fieles y gracias al cual consiguió restaurar la monarquía goda con sede en Toledo.

Su reino se vio ampliado en el 573 debido a la muerte de su hermano Liuva, cuyos territorios asumió como propios, y esto multiplicó su área de influencia, pero también sus preocupaciones. Además, su reinado no estuvo solamente plagado de victorias, puesto que en el 579 tuvo un gran enfrentamiento con su hijo Hermenegildo.

Esta disputa tiene una base religiosa, pues la monarquía Visigoda practicaba el arrianismo, una suerte de cristianismo que renegaba de Jesucristo como Mesías, pero sus súbditos hispanos practicaban el Catolicismo, que estaba muy arraigado en la sociedad.

De esta forma, padre e hijo se enfrentaron. Hermenegildo contó con el respaldo de numerosas fuerzas, y obligó a su padre a realizar sendas operaciones de rearme político y religioso antes de enfrentarse en el campo de batalla contra su propio hijo.

Leovigildo trató de salvar su propio reino a través de una política religiosa que pretendía conservar el arrianismo como religión propia y característica de su monarquía.

Finalmente, Hermenegildo murió asesinado -sin culpable declarado, aunque con claras sospechas hacia su hermano Recaredo- en el 582, meses después de haberse enfrentado con su padre en el campo de batalla.

Al final de su reinado, Leovigildo contó con la ayuda de su hijo Recaredo para resolver todas las consecuencias de la disputa religiosa del reino.

El rey murió en el 586, habiendo instaurado una monarquía goda más fuerte, centralizada y coherente de la historia hasta ese momento, y que daría pie a todo el resto de nuestra historia. Sin embargo, lo que no sabía Leovigildo al fallecer, es que todos sus esfuerzos por no sucumbir al Catolicismo serían en vano, pues su heredero, Recaredo, se convirtió a tal religión tan solo unos meses después del fallecimiento de su padre.

Recaredo

En el 589 firmó Recaredo el III Concilio de Toledo, que reconocía la confesión Católica del Reino Visigodo de Toledo, y que se convertiría en el elemento más definitorio de la naturaleza hispana y de nuestra historia.

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